¿Por qué la planificación estratégica es un fiasco?
'La Estrategia Emergente' de Alejandro Salazar
La planificación estratégica es la práctica más común a la que las organizaciones acuden para tratar de controlar su destino. Consiste en un ritual donde la élite del grupo se junta a planear lo que quieren hacer durante los próximos 3 o 5 años, tomando de base tendencias, benchmarks y mejores prácticas de la industria. Buena parte de estas empresas fracasa o deja de crecer, que es básicamente lo mismo, y busca entender su declive haciendo mea culpa sobre su ejecución o incluso acusando a su consultora de turno de haber diseñado un mal plan. Expertos ilustres como Henry Mintzberg o Michael Porter han criticado la planeación estratégica repetidas veces, señalando sus falencias o contrastándola con la correcta definición de estrategia como disciplina. Sin embargo, nadie había realmente propuesto una alternativa fácil de accionar hasta ahora. En ‘La Estrategia Emergente’, Alejandro Salazar le declara la muerte a la planeación y finalmente ofrece una teoría con principios prácticos de estrategia que ojalá empiecen a reemplazar pronto a los entregables platonistas de cada cierre de año.
Como se decía en la milicia, el plan se acaba en el primer disparo, y en efecto, la teoría de la estrategia emergente enseña a abandonar ese falso concepto de que la estrategia es distinta a la implementación, y que entonces unos planean y otros ejecutan. Todo lo contrario, la estrategia es lo que se hace, que en el fondo es una escogencia sobre dónde y cómo jugar; un choice, como señaló Porter en su famoso ensayo ‘What Is Strategy?’ de 1996. Salazar toma la posta y propone la estrategia como una práctica concurrente que se define por la siguiente trinidad:
La Estrategia es Teoría del Negocio
La Estrategia es organización
La Estrategia es lo que se hace
Existen esas tres cosas a la vez o no existe ninguna, así de simple. No es que idealmente deba ser así, como sugiere la planeación, y que ya luego se vea si se consigue. La estrategia se define sin necesidad de juicio al que la ejerce, sin importar que esta se practique voluntariamente o no. Esta última es quizás la idea más potente del libro porque reconocerla implica necesariamente desprenderse de la mentalidad aspiracional que caracteriza a la planificación, y creo que es ahí donde la mayoría de gente se empieza a confundir.
Todos estamos organizados para hacer algo a partir de algo que creemos. Puede que no estemos conscientes o que no acertemos en ello, pero en cualquier caso, las tres dimensiones -acción, teoría y organización- existen siempre. El rol de los estrategas es entonces re-enmarcar esos problemas desestructurados a los que se enfrenta su organización a diario y que así las tres dimensiones dejen de ser tácitas: entender su teoría del negocio, lo que hacen y cómo se está organizado para ello. Descubriendo estos resultados emergentes, las empresas podrán procurar ajustar su estrategia partiendo desde lo que son y desde su ventaja, desechando lo que no genere valor. Es un ciclo de aprendizaje concurrente que nace desde donde se gana en vez de solo aspirar a ello y hacerlo de manera secuencial, como se pretende en la planificación.
Debería ir intuyéndose entonces que el ejercicio de estrategia tiene más de filosofía y psicoanálisis empresarial que de presupuestos o delegación de tareas. Por supuesto, esto requiere mucha práctica y destreza, sobre todo para un líder con el reto de diseñar una organización que consiga ese nivel de conversación y aprendizaje. Eso sí, la responsabilidad de estratega no recae solamente en el CEO. Después de todo, como el ejercicio parte de lo que se hace, se requiere cuando menos un grupo de gente que sea representativo del intelecto colectivo de la empresa, con un buen balance de poder y potencial, tradición y novedad. Esa coalición crítica, como la llama Salazar, tendrá el reto de alterar la organización para ganar, identificando los resultados emergentes y mutando su teoría del negocio en el proceso. ‘La Estrategia Emergente’ ayudará con seguridad a aquellos encargados de adueñarse de su destino. En el libro encontrarán ocho principios fundamentales para cualquier ejercicio de estrategia potente, que el autor ha probado luego de casi 30 años promoviendo ese breakthrough en las más grandes empresas colombianas y multilatinas. Con esto ya no debería haber excusa para seguir planeando. Lo que sigue es volar.
‘La Estrategia Emergente’, por Alejandro Salazar, es un gran libro y hay que leérselo de una vez. Consíganlo aquí: https://amzn.to/3xrPo0p
Expresas con tremenda claridad la estrategia emergente